Mirta González
Tiene 24 años, es productora rural de la zona de Migues, en el departamento de Canelones.
Junto a su compañero Oscar, de 27 años, y su hijo Thiago, de 3 años, producen hierbas aromáticas y medicinales con manejo orgánico y crían bovinos y ovinos.
Sus orígenes
Su familia está conformada por su esposo Danilo, cuatro hijos (Ignacio, Nicolás, Federico y Agustina) tres nietas y un nieto (María Paz, María Clara, Alfonso y Guillermina) tres nueras y un yerno.
Su familia de origen está conformada por sus padres, María de los Ángeles y César y sus hermanas menores Maripaz y Melodi; son productores familiares de la zona de Gardel, en el departamento de Canelones. En el predio la familia, producen hierbas aromáticas y medicinales con manejo orgánico, además, crían bovinos como “caja de ahorro”.
Junto a sus hermanas, Mirta cursó la Primaria en la Escuela Rural N° 133 Confraternidad Uruguaya-Argentina, ubicada en la zona de Gardel, concurriendo en el horario de 9.00 a 13.15 h. “Luego de llegar de la escuela hacíamos nuestros deberes e íbamos a hacer las tareas del campo, por ejemplo: cosechar las flores de caléndula o llevar los terneros al verdeo, etc.”, recuerda.
Al culminar la educación primaria, continuó sus estudios en la Escuela Agraria en Alternancia de Montes, realizando Ciclo Básico y Bachillerato.
Los inicios como productora rural
Cuando aún concurría a la Escuela Agraria “comencé a participar con mi hermana y otros jóvenes rurales, conformando un grupo de jóvenes en la Sociedad de Fomento Rural de Migues”. Siempre, en la medida que podía, continuó trabajando en el predio familiar, “pero a medida que pasaba el tiempo nuestros padres nos fueron dando responsabilidades y también fueron tomando en cuenta nuestras opiniones. A su vez, mi abuelo nos regaló unas ovejas, y en el año 2012 con mi hermana le agregamos un rubro más al predio familiar: la producción ovina, ya que presentamos y ejecutamos un proyecto productivo y social ante el MGAP-INJU (Proyectos Somos de Acá) con compañeros de la Escuela Agraria”, cuenta Mirta.
Luego se unieron al fondo rotatorio ovino de Comisión Nacional de Fomento Rural e INIA, a través de Sociedad Fomento Rural de Migues.
Cuando culminó Bachillerato en la Escuela Agraria, decidió quedarse en el predio familiar, generando un acuerdo de trabajo con sus padres para trabajar 30 horas semanales con una remuneración del 20% de la ganancia del sistema productivo, además de casa y alimentación.
Mirta siempre tuvo el interés de tener su propio emprendimiento productivo. “Para llegar a tener nuestro propio campo, la opción que veíamos era presentarnos a llamados de fracciones de campo del Instituto Nacional de Colonización (INC). Así lo fuimos haciendo y hoy en día soy productora familiar junto con mi compañero, en una fracción de 45 hectáreas de ese instituto”. El predio está ubicado en el kilómetro 74 de la ruta 81, a 3 kilómetros de Migues y a 7 kilómetros de la casa de la familia de origen de Mirta y también a 7 kilómetros de la familia de origen de Oscar. Mirta menciona que “no fue fácil llegar a que nos adjudicaran una fracción, fueron varios intentos fallidos, pero nunca nos rendimos”.
En noviembre de 2017 entraron a trabajar en la fracción; realizan las tareas de forma conjunta con su compañero Oscar y de igual manera toman las decisiones.
Mirta llevó a esa fracción, las ovejas que criaba en el campo de sus padres; además, sus padres le donaron algunas vacas e ingresó a la Cooperativa Calmañana para comenzar a producir hierbas. En el predio debieron hacer y mejorar alambrados, refaccionar la casa para hacerla habitable, entre otras mejoras necesarias para habitar y producir en la fracción. “Fueron unos años complicados, pero después de tres años podemos decir que salimos a flote, que podemos vivir y trabajar de lo que nos gusta. Y lo mejor de todo: podemos ver a nuestro hijo con las vacas, las ovejas o con las hierbas de una forma tan natural y con una sonrisa”, agrega emocionada.
Mensaje para jóvenes y mujeres
“Como joven productora familiar, les digo que no bajen los brazos. El camino para cada uno va a ser diferente, pero luchen por ese sueño. Aunque les digan que NO, que es mucho trabajo o que un lápiz pesa menos que una pala. Sigan tras su sueño, que cuando empiecen a verlo realizado se van a sentir con muchas más ganas de seguir. Algo muy importante es estar agrupado con otros productores y productoras, para poder compartir información, aprendizajes y poder luchar por nuestros derechos y deberes como productores familiares”.